Este revolucionario liquido desarrollado en el MIT de Boston se aplica en las superficies de los envases de productos de alimentación para impedir que estos se peguen en el recipiente, permitiendo aprovechar el 100% del producto y por tanto permitiendo reducir el desperdicio del alimento. Ademas puede tener otras aplicaciones de utilidad en cocina, ya que se puede aplicar en tuberías para evitar atascos en los fregaderos. El producto ha sido testado por la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos, que asegura no representa una amenaza para la seguridad del consumidor. Una de las consecuencias directas de la utilización de LiquiGlide será un significativo ahorro en productos envasados a medio y largo plazo.